En el monte Sinai encontré una luz que vi
Surgía del amanecer de mi corazón, de mi interior
En el ocaso observé el amanecer, incompresible comprender
Como se junta el inicio con el final en un entroncado disfraz
Que pareciera que el morir es nacer, y nacer es morir en laberinto sin fin
Si tus ojos me miran, me cierro al mundo, para pertenecerte en un diluvio
De sentimientos que se someten a tu voluntad, en espera de una caricia, de un beso
Incongruencias de la vida, si la vida es muerte, y la muerte vida, el amor es odio
O el odio es amor, amarte es odiarte, entregarme es alejarme, pensamientos obtusos
Enervados por la fantasía a la que me entrego cuando me pierdo en tu triste mirada
Panorama sombrío que reúne nuestras almas en eterna fiesta que cancela mi alma
Siempre enamorada, conservando en mi memoria esa sonrisa tuya ilusionada, enamorada
Cierra mis ojos, y te veo en ellos los abro y te miro con el pensamiento, me ausento
Y te miro en todo momento, cuando duermo, te sueño, al despertar vuelvo a soñarte
Pero, esta vez con los ojos abiertos, te miro en mis recuerdos, mis pensamientos, te miro
Con todo el sentimiento que llevo dentro que me obliga a gritar al mundo lo mucho que te amo
Si la vida es muerte, y la muerte vida, te seguiré amando más allá de lo que llaman vida
Aún más allá de lo que conocemos como muerte, te amaré por los siglos y cuando te reencuentre
Volveré a amarte, al nacer, al morir, al seguir, en todos los tiempos, en todas las formas, te amaré
siempre.
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