Pobreza que al mundo condena, infamia que se niega a ser admitida por los poderosos
El dinero, es la perdición del hombre, la maldición más antigua que pesa sobre el mundo
Diariamente mueren millones de seres abandonados en la pobreza absoluta por hambre
Mientras que en mansiones, castillos y casas imperiales el dinero se derrocha en banalidades
Esa moneda maldita, que se apodera de las almas, las corrompe y las lleva incluso a matar
Es la perdición y la maldición del hombre, porque lleva a muchas almas a la total perdición
Mientras que en suburbios y zonas marginadas, familias enteras luchan por mantener un hogar
Que les permita guarecerse del frío, aunque sus paredes sean de cartón, que los aisle de todos
Porque se averguenzan de su extrema pobreza, de sus ropas miserables y de sus pies descalzos
En otro extremo de las grandes ciudades gentes sin conciencia alguna derrochan ese dinero
En acumular pilas de ropa, abrigos, comida, bienes, joyas, casas, y cuánto se les antoje sin pensar
Ni siquiera por un segundo que esa ropa que costó millones, saciaría del hambre a muchos niños
Que esas joyas costosas, salvaría a muchos enfermos de morir y daría hogar a desamparados sin techo
Desgracia y maldición mayor no se pudo engendrar el mismo día en que se inventó la moneda maldita
Porque la repartición de la riqueza nunca ha sido justa, mientras haya explotados habrá explotadores
Y son éstos los que se ganan el dinero a costa del dolor, el sacrificio y el dolor de los desprotegidos
De los desamparados, de los olvidados, pero no por todos, por Dios no, ellos serán los que estarán
Sentados en la mesa de Dios nuestro señor, cuando terminen sus vidas, en esta tierra, y sólo ellos
Los otros, mientras no cambien y recapaciten serán ahora los que serán olvidados por aquel que es justo
El único que es amor, y que imparte esa justicia, la que no se puede corromper ni comprar con dinero
Llegará el día en que los que lloran reirán, los que ríen llorarán, los compasivos serán bendecidos
Mientras que los que olvidaron a los pobres, enfermos y marginados, serán ahora olvidados
De nada les servirán sus joyas, mansiones, ropas de marca, viajes, lujos y francachelas, y ese dinero
Con el que pudieron haber salvado una vida, sacar del pozo de la pobreza a una familia, dar hogar
A los necesitados, ayudar a los ancianos, a los enfermos, a esos que en esta vida están olvidados
Para que al final de sus vidas, no sean ellos los que sean olvidados.
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