Mientras en el lúgubre lugar se escucha el crepitar de huesos, a lo lejos se escucha llorar a los dolientes, que no perciben en lo alto del cielo el alma radiante se aleja para regresar al amado hogar. En amargo duelo, el cortejo se aleja y todo es llorar, mientras en lo más alejado del universo en esa dimensión a lo que llamamos cielo, todo se vuelve alegría para recibir al que regresa de donde partió un día, con besos y júbilo deseándole un pronto regresar, pero, en la tierra esa alma se va a extrañar porque ignoramos que pronto la volveremos a encontrar.
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