Y la tempestad arrasó la orilla del mar
Acabó con la vida apacible y reinó el caos
Mientras las olas arrastraban desperdicios
De una vida, carente de ternuras y caricias
Posiblemente eso dañó su corazón, y eso impulsó
A cegar vidas inocentes, sin importar, sexo ni edad
El cielo derramó lágrimas por los inocentes que murieron
Mientras el verdugo, daba explicaciones de su fiero proceder
No entendió el abominable ser, que nada justifica cegar vidas
Irremediablemente algún día morirá, y sus argumentos de nada valdrán
Mató a cientos de inocentes, y eso no tiene perdón ni justificación
Violó uno de los mandamientos más importantes que nos legó Dios
No matarás, pero no le importo, ahora su alma no tendrá perdón ni reposo
Triste vida desperdiciada, cuando tenía la misión más importante de la vida
LLevar a su pueblo hacia una vida plena de bienestar, paz y alegría
De nada valdrán ahora sus argumentos, almas inocentes claman justicia
El que ahora deberá juzgarlo posiblemente jamás le otorgué ese perdón.
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